Cada vez es más frecuente que vengan a consulta personas que presentan desde hace tiempo muchos gases a nivel digestivo o una barriga hinchada que a veces puede llegar incluso a ser dolorosa.
En la mayoría de los pacientes, esta sintomatología suele además ir en aumento después de las comidas y empeora a lo largo del día (aunque hay excepciones, como es lógico).
¿Pero a qué puede deberse?
Tabla de contenidos
Causas más comunes del aumento de gases y vientre hinchado
- Comer rápido y sin masticar bien los alimentos.
- Uso de chicles.
- Bebidas carbonatadas.
- Problemas en la producción de jugos gástricos, pancreáticos y/o biliares.
- Acomodación gástrica insuficiente (sería la capacidad que tiene el estómago de relajarse y ser capaz de albergar lo que comemos y bebemos durante las ingestas).
- Disinergia abdominofrénica (un diafragma muy poco flexible obliga a nuestra pared abdominal a compensar el aumento de volumen en el abdomen, como consecuencia de la digestión, y hace que aumente la distensión abdominal y la sensación de hinchazón).
- Estreñimiento.
- Consumo de edulcorantes.
- Trastornos funcionales digestivos, como el síndrome de intestino irritable.
- Intolerancias a la lactosa.
- Sobrecrecimiento bacteriano (SIBO).
¿Qué podemos hacer para intentar solucionarlo?
Lo primero siempre debería ser acudir a nuestro médico de cabecera o digestivo para que, aparte de recoger una historia clínica y de hábitos lo más completa posible, nos realice las pruebas pertinentes y así intentar dar con la raíz del problema.
Las pruebas más comunes para un diagnóstico diferencial que podrían pedirte serian:
- Pruebas en heces: coprocultivo, parásitos, elastasa fecal, sangre oculta en heces, calprotectina fecal…
- Analítica de sangre completa que incluya perfil tiroideo y un cribado básico de celiaquía, entre otros parámetros.
- Si el facultativo lo considera, por sospecha clínica, test en aire espirado para descartar intolerancias a la lactosa, a la fructosa, sorbitol y Sobrecrecimiento bacteriano.
En base a los resultados de las pruebas, el médico ya podría evaluar posibles vías terapéuticas, entre las cuáles estaría la derivación al dietista-nutricionista para el abordaje mediante dietoterapia, la cual puede ser de utilidad en muchos de los casos, tanto como ayuda del tratamiento médico como única vía terapéutica, o a otros profesionales, como el fisioterapeuta o el psicólogo/psiquiatra, después de sopesar la información recogida en las pruebas y la historia clínica.
¿Entonces no puedo hacer nada hasta que no me vea mi médico/digestivo?
Sabemos que la sintomatología puede resultar muy molesta, y que a veces las citas médicas pueden tardar mucho en realizarse, por lo que no es raro que se empleen suplementos y fármacos de venta libre en farmacia para abordar la sintomatología.
A día de hoy, los que parecen demostrar más efectividad son aquellos que llevan entre sus componentes extractos herbáceos con propiedades carminativas como el jengibre, comino, hinojo, alcaravea, manzanilla, tomillo, el orégano o la menta. Existen otros que contienen además otros ingredientes activos, como la simeticona, que también ha demostrado ser eficaz en la práctica clínica.
Dada la amplia variedad que hay en el mercado, y que no todas las suplementaciones valen para todo el mundo, lo mejor es consultar a un profesional sanitario cualificado (como un médico, digestivo, o un dietista-nutricionista especializado en patologías digestivas, como las conformamos el equipo de Enaltea) cuáles serían los que mejor podrían funcionar en cada caso, pero sin olvidar que la suplementación es la punta de la pirámide terapéutica, y no podemos dejar sin estudiar los factores que pueden estar influyendo en que la sintomatología exista en primer lugar.